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En Bicicleta por la Bahía Limeña...

9 de la mañana. Luego de echar un vistazo por la ventana celebro el antojo solar de permanecer en cama, y como el día no promete ser caluroso me hace proyectar un agradable y tranquilo paseo.

Malecón en Miraflores
El punto de partida es Miraflores: un distrito de mucho movimiento peatonal y vehicular pues, además de haberse convertido en un paso obligado para cruzar la ciudad de un lado al otro, es un barrio donde abunda el comercio. Este alboroto mañanero nos hace cruzar inicialmente por calles un poco agitadas pero nada que la prudencia del ciclista no pueda manejar. Somos literalmente 4 gatos quienes vamos en fila india siguiendo al guía durante el recorrido en dos ruedas por una parte de la bahía limeña.

Llegamos finalmente al malecón y nos detenemos un instante para que el atento muchacho que nos guía nos ilustre un poco sobre la historia limeña y de cómo el lugar fue tomando la forma que actualmente conocemos. El día está un poco oscuro y por ratos una brisa fría hace que se nos ponga la piel de gallina, pero el movimiento y el ejercicio nos mantienen con el cuerpo temperado.
El malecón en Miraflores es bastante circulado por quien gusta de dar largas caminatas, y al recorrerlo se pueden encontrar algunas zonas verdes y parques que merecen visitarse.

Quebrada de Barranco
Luego de 10 minutos retomamos la marcha, esta vez rumbo a Barranco, un barrio lleno de tradición bohemia y de calles que parecen detenidas en el tiempo. Su nombre hace alusión a la quebrada que abre camino hacia la playa. El camino es suave y el paso ligero para no agotar al cuerpo.
Hacemos una parada en el clásico Puente de los Suspiros. Con más de cien años de historia, este puente recibe ese nombre por haber sido (y seguir siendo) un lugar bastante frecuentado por parejas románticas. Aquí el guía nos explica un poco sobre este barrio y su origen. La muchacha inglesa con la que formamos el grupo de 4 gatos, estaba encantada con el lugar y decidió probar suerte cuando supo que la tradición dice que al llegar al puente por primera vez se debe pedir un deseo y cruzarlo conteniendo la respiración para que éste le sea cumplido. Barranco está lleno de rincones, pasajes y calles hermosas, las mismas que pudimos apreciar mientras retomamos el recorrido, esta vez hacia Chorrillos, antiguo lugar de descanso por excelencia de los aristócratas españoles e inmigrantes italianos, ingleses y franceses.

Malecón de Chorrillos
Chorrillos debe su nombre a unos pequeños chorros de agua subterránea que desembocaban al mar. Mientras seguimos pedaleando podemos ver el cambio que hay en la arquitectura entre un barrio y el otro. El Chorrillos donde la élite limeña solía veranear tuvo que ser reconstruído en buena parte pues, producto de la guerra de 1879, este barrio fue prácticamente arrasado. Nos detenemos al final del malecón desde donde se puede ver toda la bahía y las lanchas de los pescadores en el muelle, junto a la sede del Club Regatas "Lima", uno de los más grandes de Lima y que, al ser fundado en 1875, se convierte a hoy en uno de los más antiguos clubes limeños (después del Lima Cricket y el Club Nacional).

Retomamos nuevamente la marcha esta vez de retorno al punto de partida. Ahora vamos a ritmo aún más ligero pues podemos sentir esa mínima elevación del terreno de la que no nos habíamos percatado en el camino de ida. Luego de pasar por la plaza principal de Chorrillos, vamos cruzando por callecitas escondidas donde todavía se puede ver algo de la arquitectura antigua para finalmente estar otra vez en Barranco, donde hacemos una parada obligada para un snack, cortesía de nuestro simpático guía.

Antiguo Bar en Barranco
Habrán pasado unos 30 minutos tal vez disfurtando de un delicioso sandwich de jamón serrano ahumado y después emprendimos el retorno a Miraflores. Antes de finalizar el recorrido, hicimos una parada en Larcomar, moderno centro comercial construido en una ladera desde donde se tiene una hermosa vista de la bahía.

Barranco es sin duda mi lugar preferido. Las calles, el ambiente, los rincones, la historia, todo en conjunto hace de este lugar algo cautivador y el paseo en bicicleta me resultó más que encantador al cruzar por ahí.

El pasear 4 horas en bicicleta por las calles limeñas puede resultar toda una aventura y en esta ocasión descubrí pequeñas cosas que no sabía, a pesar de mis 39 años viviendo en el mundo y mis 25 de control total sobre mi razón.

El tour lo hice en favor de Peru Trip by Bus, quienes me invitaron a participar con ellos.

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